-En mi casa hablamos suahili, luhya, luo e inglés.
-Llevas en tu cabeza casi tantas lenguas como trenzas… y en función de qué hablais en cada una de ellas… de la meteorología…?
-No, idiota… -sonrió- en función del momento. Cuando quiero decir algo cariñoso lo digo en suahili, porque es la lengua más dulce. Cuando estamos cabreados y nos peleamos, utilizamos el inglés, que es la más violenta y autoritaria. Cada lengua tiene su función… Oye… y es verdad eso que me contó una vez una médica en urgencias sobre el francés?
-El qué..?
-Que era un idioma triste, porque la palabra abrazo no existe.
-Es cierto… los franceses tienen una lengua que está muy bien para cantar, para el sexo, para susurrarse guarradas dulces y saladas, pero el verbo original “abrazar”, “embrasser”, pasó a utilizarse para el beso, que es algo más tangible, mundano… y también muy rico… pero en el fondo quizá se trata de una muestra de respeto… imagino que decidieron que algo tan inmaterial, grande y dificil de explicar como un abrazo más valía dejarlo estar y expresarlo sólamente en el momento de darlo, sin palabras ni intermediarios.
-dime algo en castellano.
-así, por las buenas…
-si no, también puedo sacártelo a las malas…
-(…) entonces las paredes tomaron la palabra para golpear y abrazar, y les lavaron la lengua de cal con jabón. Pero pronto todo el jabón de todas las fábricas de jabón de todo el pais era insuficiente para lavar toda la furia y amor de todas las paredes de todas las calles de todas las ciudades y pueblos de todo el pais, y de todas las paredes de todos los países donde otras lenguas de piedra se exiliaron para expresarse sin miedo al jabón, sin miedo a la luz (…)